10 de abril de 2016

Historia del Estado de México




El Altiplano Central del Valle de México está conformado por valles, mesetas y lagos que rodean a la capital del país, el Distrito federal. Habitado desde hace aproximadamente 20 mil años, el ahora Estado de México alberga una vasta y profunda historia que hoy en día se exhibe orgullosa de su diversidad y originalidad.

Sin embargo, la historia se puede empezar a contar a partir del siglo VIII d.C., fecha en el que se tiene registro de la existencia del imperio de Tula, habitada por los toltecas cuya lengua se llama náhuatl. La ciudad más representativa del imperio localizada en el territorio fue Cuautitlán, cuyo esplendor comienza a partir del momento en que la ciudad de Teotihuacanos deshabitada. Así, por medio de la guerra, los toltecas comienzan a tomar el control de la zona y a imponer su cultura.

Años después, la llegada de guerreros chichimecas como los matlatzincas, otomíes y mazahuas, significó la caída de Tula y la creación de numerosos centros ceremoniales y sociales pertenecientes a cada una de estas tribus, las cuales adoptaron muchas costumbres y formas sociales de los anteriores moradores del valle.

Una de las últimas tribus en llegar fueron los aztecas o mexicas, quienes tardaron sólo 100 años en construir uno de los más grandes imperios del mundo prehispánico y cuya sede fue la grandiosa ciudad de Tenochtitlan. Debido a los crueles métodos de conquista de los aztecas, muchas de las tribus sometidas aguardaban el momento de la venganza, el cual llegó con el arribo de los españoles a suelo mexicano.

La entrada de Hernán Cortés, con un ejército de españoles e indios enemigos de los aztecas, a las puertas de la gran Tenochtitlan el 13 de Agosto de 1521, es uno de los sucesos históricos más importantes en nuestro país. La caída de la capital del imperio contribuyó a la conquista del resto del territorio del valle de México.

Así, una nueva era da inicio en la vida del pueblo de México, ahora bajo el control absoluto de los reyes de España quienes pronto imponen su gobierno en la forma de virreinato de la llamada Nueva España.
Detrás de las autoridades españolas llegaron los misioneros católicos de las órdenes de los franciscanos, dominicos, carmelitas y agustinos, los cuales pronto se dieron a la tarea de edificar conventos y templos que hoy constituyen parte del gran acervo arquitectónico de México.
Durante la conquista, en el estado de México prosperaron las grandes haciendas ganaderas, azucareras y en el sur se encontraron vetas de oro, por lo que aquí se desarrolló la minería.

La profunda división de las clases sociales en donde solamente los españoles nacidos en España tenían oportunidad de acceder a la riqueza y el poder, generó en los 300 años de la colonia, las condiciones ideales para la revolución social. Así, en 1810, los mexicanos emprenden la lucha de Independencia Mexicana, en donde destaca la participación del sur de la entidad de México, y particularmente Pedro Ascencio de Alquisiras, Pedro Patiño y Leona Vicario.
El nuevo México independiente, reconoce al Estado de México como entidad oficial en el Congreso de 1824. A partir de entonces, tanto el nuevo estado como el nuevo país se sumergirían en una lucha por encontrar el camino del gobierno federal y democrático. Destaca la participación del maestro Felipe Sánchez y el constituyente León Guzmán.

Una vez iniciado el gobierno del Gral. Porfirio Díaz, el país se transformó en un país de grandes hacendados de la tierra, los latifundios y sus características tiendas de raya explotaban a la clase campesina a la forma casi de esclavitud, ya que las deudas -en su mayoría injustamente contraídas- de los obreros eran transmitidas por generaciones. Una vez más, el pueblo de México debió alzarse en armas para hacer escuchar su voz, en el Estado de México, resalta la participación del Gral. José Vicente Villeda.

Sin embargo, la Revolución Mexicana duró más allá del derrocamiento de la dictadura porfirista, ya que una vez que el primer presidente electo, Francisco I. Madero fue asesinado, los insurgentes se dividieron en dos bandos, uno liderado por Venustiano Carranza y otro por los caudillos Emiliano Zapata y Francisco Villa. Una vez que el ejército del primero logró retener el control del Estado de México, promulgaron la Constitución de 1917, aún vigente en nuestro país.